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DIARIO DE VIAJE | PRAGA, la más bonita.

Sin lugar a dudas Praga fue de las ciudades que más me sorprendió. Era muy distinta a lo que me imaginaba, sobre todo cuando uno tiene viva la imagen del Puentes Carlos como si ese puente, sin quitarle mérito, fuera lo único que esta ciudad tiene para dar.


A continuación voy a enumerar los “must see” de Praga, ciudad a la que no deberíamos dedicarle más de tres días.

Una visita obligada, que nos llevará casi todo el día es el Castillo, al cual podemos llegar en tranvía o metro. Sin duda el metro es la forma mas rápida y simple de viajar, vayas donde vayas. Claro que no te cambio por nada del mundo caminar la ciudad, así es como uno se pierde y como uno descubre lugares fuera de itinerario.

Volviendo al Castillo, la mejor opción es comprar la entrada completa e ir visitando todos los puntos incluidos. No te podés perder el Callejón del Oro, una de las calles más bonitas de Praga y donde residió Franz Kafka entre 1916 y 1917.


Después de visitar el castillo y la Catedral de San Vito que es la mayor muestra del arte gótico de la ciudad se baja hasta la plaza de Malá Strana bordeando la fortaleza por la escalera Zámecké schody. Una vez en la plaza recomiendo entrar a la iglesia de San Nicolás, que aunque uno no sea practicante, no puede perderse conocer las iglesias, los mayores exponentes arquitectónicos de todos los tiempos. Después se sigue el recorrido por las calles comerciales de Nerudova, Janský vršek y Tržište, las más interesantes de la zona.


Lo que queda de la tarde alcanza para recorrer la Ciudad Vieja de Praga. No sin antes pasar por el Puente Carlos, es el más viejo de Praga, y atraviesa el río Moldava de la Ciudad Vieja a la Ciudad Pequeña. Es el segundo puente más antiguo existente en la República Checa. Es largo y pobladiiiiiisimo por artistas y turistas, olvídate de conseguir la típica foto del puente solitario, salvo madrugues, claro está.

Una vez en la plaza estate atento al reloj que cada hora en punto se convierte en protagonista. El público se agolpa y espera exultante el show. No esperes al cucú, no sale ningún pajarito. El Reloj Astronómico de Praga es el reloj medieval más famoso del mundo. Fue construido en 1410. La leyenda dice que para que el relojero no repitiera su obra, los concejales lo dejaron ciego.

Tiene tres partes, la esfera inferior de la Torre del Reloj representa los meses del año. También se pueden apreciar los signos del zodiaco y, en el centro, el Escudo de Armas de la Ciudad Vieja. El calendario tiene cuatro esculturas: Un filósofo, un ángel, un astrónomo y un orador.

La esfera superior de la Torre del Reloj es el Reloj Astronómico propiamente dicho. Su función no es dar la hora, sino representar las órbitas del Sol y de la Luna.

El principal atractivo del reloj es el desfile de los doce apóstoles que se produce cada vez que el reloj marca las horas. Este desfile se produce en las ventanas superiores del Reloj Astronómico. Además de los apóstoles hay cuatro figuras adicionales: el Turco, la Avaricia, la Vanidad y la Muerte, un esqueleto que tirando de la cuerda marca el inicio del desfile.


Otro de los atractivos de la ciudad vieja es la Torre de la Pólvora, data del siglo XI y era una de las 13 entradas que tenía la Ciudad Vieja. Al otro lado de la Torre de la Pólvora se encuentra la Casa Municipal, uno de los edificios de estilo art nouveau más imponentes de Praga. En su interior hay diversas salas de exposiciones y un auditorio.


Saliendo de la plaza por cualquiera de las calles que salen enfrente del reloj del Ayuntamiento y siguiendo rectos por las calles comerciales apareceréis en la Plaza de Wenceslao, el lugar donde se inició la caída del comunismo. Al final de la plaza se encuentra el Museo Nacional y, un poco a mano izquierda, la Ópera Estatal.


Otro must es recorrer el barrio judío de Praga, si bien hay varias sinagogas que podes visitar, lo la joyita de la visita es el cementerio, que data del siglo XV.

No te pierda de navegar el Moldava. Praga tiene además, unos atardeceres bellísimos, donde destacan las siluetas de sus cúpulas medievales.


Caminar sin rumbo por la orilla de este río, disfrutando de las vistas de la ciudad, tomar una cerveza o probar alguna comida es ideal para sentir el pulso de la ciudad. Si podes pasate por el edificio más loco (o uno de los más) con los cuales te vas a topar: la casa danzante. Y si tenes tiempo (o te lo podés hacer porque vale la pena) acercate a la Estatua de Kafka, con 42 niveles movibles, que alcanzan la altura de once metros, se compone la cara del conocido escritor checo Franz Kafka. Este busto de 39 toneladas, debido al artista David Černý, se instaló en noviembre de 2014 junto al nuevo centro comercial Quadrio,


Por otra parte, la capital checa es famosa no sólo por su bella arquitectura, sino también por los artistas e intelectuales que buscaron inspiración tomando una taza de café. Con poco tiempo y mucho que recorrer, resultó difícil cumplir con la ruta del café pero pude conocer algunos de los cafés que tenía agendados como el Grand Cafe Orient, el único en el mundo de estilo cubista, ubicado en la Casa de la Madona Negra. Obra maestra de la arquitectura cubista checa.


El gran recomendado si son tan gordo mainstream como yo, tenes que probar el Trdelník negro de Good Food. Una especie de sacramento relleno con helado casero teñido con carbón activado (¡?) y sabor a yogur. Los trdelnik vendrían a ser un cono de masa cocidos al fuego de forma cilíndrica y hueco en su interior, con ligero sabor ahumado y aromatizados con canela. Se consigue en todos lados.


Pasando a la comida comida, debo decir que no hay lugar en Praga que me haya decepcionado, se como bueno, rico y barato. Por lo general los platos típicos vienen acompañados por los knedlíky, una especie de «albóndigas» de harina y papa o pan rallado. Por lo general se preparan en rodajas antes de ser servidos en un plato. Sale mucho la sopa y nuestro adorado goulash. Y para acompañar la cerveza nunca faltan las papitas, y las salchichas a modo de tapas.


La cerveza es rica y barata, en mi estadía salió mucho la Pilsner Urquel, supongo que para ellos debe ser como nuestra Quilmes o la Skoll para los Brasileños. También probé cerveza artesanal con chocolate y sidras varias porque en Europa la sidra no es mala palabra.

Si vas a Praga, no te vas a arrepentir!


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